HomeBlogEjercitarse en el agua tiene sus ventajas y ¿algo de magia?

Ejercitarse en el agua tiene sus ventajas y ¿algo de magia?

“Si hay magia en este planeta, está contenida en el agua” o eso es lo que defendía el antropólogo y poeta estadounidense, Loran Eiseley. Probablemente este escritor, amante de la naturaleza, exageraba un tanto, pero fijaros cómo la experiencia que os describimos a continuación le termina dando la razón.

Hace pocas fechas concluía el programa “Terapia sin barreras: Plis Plas, ¡al agua!”, enmarcado en la iniciativa MatiaZaleak, a través de la cuál poníamos a prueba esta virtud, casi mística, de uno de los elemento de los que depende la vida. Desde Matia, como ya sabéis, acompañamos en su proceso de envejecimiento tanto a personas mayores como a personas con diversidad funcional, fomentando su autonomía y bienestar a través de un modelo de atención centrada en la persona. La iniciativa de la que hoy os hablamos ha involucrado a personas con diversidad funcional de nuestro centro IZA.

Conociendo los hábitos e historias de vida de las personas que viven en este hogar, nos dimos cuenta de que muchas de ellas habían tenido previamente alguna relación con el agua, y que seguramente echaban en falta aquellos buenos ratos bañándose en una piscina. Siendo conscientes de esta situación, y atendiendo las necesidades de rehabilitación y mantenimiento físico de cada una de ellas, así como sus hábitos y estilos de vida, hicimos una valoración de cómo poder poner algo en marcha que cubriera dicha necesidad, con las opciones que había en nuestro entorno más próximo.

Al final, optamos por un programa de hidrocinesiterapia y decidimos hacerlo impartido en Hegalak, un gimnasio ubicado en un enclave único como es el Paseo de la Concha, con condiciones de accesibilidad que satisfacían nuestras necesidades y que, al ser para todos los públicos, favorecería la integración y vida comunitaria de las personas participantes. De esta forma, además de disfrutar de la propia actividad, dábamos un paseo por la ciudad y salíamos del círculo de relaciones habitual, trabajando, también, aspectos como la orientación y la memoria en un espacio nuevo.


Fotografía del equipo de fisioterapeuta y auxiliares que han participado en el programa de hidrocinesiterapia.

¿¿Hidrocinequé…??

Y diréis, ¿qué es eso de hidrocinesiterapia?. En resumidas cuentas, se trata de un programa de ejercicios personalizado que se realiza dentro del agua, bajo la supervisión y dirección de fisioterapeutas especializados.

Al sumergirnos en el agua podemos conseguir reducir hasta un 90% el efecto de la gravedad gracias a la flotabilidad. Esto facilita los procesos de rehabilitación en comparación a los medios convencionales. Según el grado de inmersión conseguimos disminuir la carga tanto en las articulaciones de las extremidades inferiores, como en la columna vertebral. Cuanto más nos sumergimos menor es la carga en las articulaciones. Por lo tanto, esto facilita el movimiento y la posibilidad de hacerlo con músculos muy debilitados. También nos permite trabajar el fortalecimiento muscular utilizando el agua como resistencia; estiramiento de posibles retracciones músculo-tendinosas; disminución de la espasticidad o la posibilidad de trabajar la reeducación postural. 

Por si fuera poco, el ejercicio físico aumenta la cantidad de sangre que llega al cerebro incrementando los niveles de endorfinas. Estas últimas ayudan a amortiguar el dolor y aumentar la sensación de bienestar mejorando así el estrés, agresividad y la ansiedad. Por lo tanto, podría decirse que este tipo de actividades acuáticas contribuyen a una mejoría física, psíquica y social de las personas.

Puesta en marcha y desarrollo

Como todo proyecto en su inicio hubo que buscar financiación. En este capítulo hemos de agradecer la colaboración de GRUPO EASO MOTOR que nos ofreció un donativo que ha permitido afrontar los gastos asociados a este programa. Además, fomentamos la colaboración con otros agentes, como el centro formativo Politécnico Easo, y alumnos del mismo nos acompañaban, de forma que hay un aprendizaje y un acompañamiento más individualizado.

 

Con todo esto resuelto, formamos un total de cuatro grupos compuestos por un número reducido de personas que viven en de IZA, que cumplían dos premisas: su tratamiento se veía beneficiado con la realización de este programa, y, en segundo lugar, sus historias de vida ponían de relieve interés y familiaridad con el medio acuático. Cada semana un grupo de unas cinco personas viajaba en taxi hasta Hegalak, acompañado con personas conocidas y, ya en el agua, eran guiados en los ejercicios por una profesional de dicho centro.

Las personas y su experiencia

Los que hemos acompañado a estas personas a lo largo de estos meses que ha durado esta actividad hemos comprobado una mejora constatable en el bienestar y calidad de vida de todas ellas.

Así, por ejemplo, os podemos hablar de Lorea, una mujer que había perdido su movilidad debido a una enfermedad inflamatoria y un largo proceso encamada. Llevaba sin caminar casi dos años, y en la primera sesión de hidrocinesiterapia pudo volverlo hacer. Tras varias sesiones en la piscina, ha conseguido mejorar mucho en el tratamiento individual que sigue realizando fuera del agua, pudiendo incluso cargar en las piernas.

O el caso de Naiara, que como secuela de una intervención sufre una parálisis parcial que afecta a su brazo y pierna derecha. En el agua conseguimos hacer todos los ejercicios de carga planteados hacia ese lado, tanto sentada como de pie. Mientras duraba la sesión, e incluso una vez que finalizaba, se mostraba feliz, sonriente y mucho más comunicativa.

Patxi nos contaba que en la época de verano era capaz de ir y volver a la isla Santa Clara (en la bahía de la Concha) dos veces. Desde que tuvo una limitación de salud hace ya muchos años, no había experimentado lo que era nadar en una piscina. Pues fijaros, en la primera sesión se sumerge en el agua con una silla acuática y salta de ella para ponerse a nadar, siendo capaz de nadar varios largos de la piscina. Posteriormente se cambia a la piscina de agua templada para hacer ejercicios y relajarse. Le parece una experiencia muy gratificante.

Por su parte, durante el trayecto hacia la piscina, Nekane comparte su alegría y entusiasmo por poder disfrutar de esta experiencia. El recorrido le trae muy buenos recuerdos ya que ve su antiguo colegio. Trabaja por lo tanto la memoria, la reminiscencia, la estimulación… Y una vez en el agua, disfruta muchísimo participando activamente en los ejercicios planteados y compartiéndolos con sus compañeros. Con las sesiones realizadas, ha habido un gran avance y ha vuelto a recordar y practicar la natación.

Como veis, el agua tiene algo mágico para las personas. Quizás no andaba muy desencaminado el poeta…

Autora

Fisioterapeuta en Matia Fundazioa

Autora

Fisioterapeuta en Matia Fundazioa

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