InicioBlogAtención geriátrica en servicios de urgencias, el momento del cambio.

Atención geriátrica en servicios de urgencias, el momento del cambio.

Pasados los meses de invierno, con la afluencia de gran número de ancianos a los servicios de urgencias por cuadros gripales y respiratorios principalmente, puede ser un buen momento para la reflexión sobre las dotaciones que disponemos. Los servicios de urgencias hospitalarios como puerta de entrada al sistema hospitalario, suelen estar abarrotados, especialmente en los meses invernales, lo que dificulta atender a los pacientes geriátricos que tienen unas necesidades diferenciadas. Es relevante en cualquier recurso asistencial conocer la atención prestada, para poder ser lo más efectivos, eficientes, monitorizando ciertos indicadores asistenciales que permitan evaluar la atención.

Desde el otro lado del Atlántico, diferentes sociedades científicas (sociedad de emergencias, geriatría, enfermería) proponen una guía de práctica clínica multidisciplinar (*), para realizar una atención específica a los pacientes geriátricos, revisando las evidencias disponibles. Proponen un servicio de atención, similar a los ya presentes de traumatología o pediatría en las urgencias hospitalarias, con unos indicadores específicos de atención que permitan conocer mejor las necesidades y con un objetivo de mejora continuada.

Es curioso que en Europa con un índice de envejecimiento mayor, no hayan surgido experiencias similares, fuera de los propios servicios de geriatría, ya que es frecuente en muchas comunidades que no se disponga de tales servicios.

Al ser una guía multidisciplinar, permite un abordaje tanto hospitalario como una adecuada coordinación con los servicios extrahospitalarios (atención primaria, rehabilitación, servicios sociales, farmacéuticos, centros gerontológicos),  con un doble objetivo; valorar las estructuras y equipamientos necesarios, así como elaborar guías clínicas operativas para ser evaluadas.

Se establecen 40 recomendaciones, en seis categorías; perfiles profesionales, transiciones, material educativo, medidas de calidad asistencial, equipamientos necesarios (disponer de sillas adaptadas, colchones antipresión, etc..), procedimientos clínicos (inicialmente se han desarrollado el perfil de cribado, manejo de los catéteres urinarios, medicamentos, caídas, delirio y demencia, cuidados paliativos).  Un objetivo  importante es disponer de indicadores clave para prevenir eventos adversos potencialmente prevenibles (caídas con consecuencias, reacciones adversas a medicamento). Todo ello permitirá conocer y mejorar la asistencia, así como plataforma de análisis de datos para investigación, divulgando las mejoras detectadas.

Con esta iniciativa se pueden sentar las bases operativas para una atención diferenciada a aquellos pacientes más vulnerables, con unas necesidades específicas, generando un cuerpo de conocimiento que permita avanzar en una asistencia de calidad. De esta manera se puede llegar a planificar mejor la atención y no esperar al diluvio anual de pacientes, con respuestas asistenciales puntuales y poco coordinadas.

(*) http://www.acep.org/geriEDguidelines/

Autor

Médico de Matia Fundazioa